La era de la barbarie había llegado a su fin. Ni el más fatídico presagio serviría de referente para intentar ilustrar lo que fueron esos cien años guerra. Se sabe que todo comenzó luego de que la tierra sufriera un significativo aumento en su temperatura. Los 5,8oC de incremento pronosticado para el año 2040, habían subido 7,7oC, lo que representó un cambio violento y profundo en la biósfera terrestre, mayor que en cualquier siglo de los últimos 10.000 años.
La razón principal para esta drástica subida de temperatura fue debido al proceso de industrialización iniciado hace dos siglos y medio y, en particular, por la combustión de cantidades cada vez mayores de petróleo y carbón, la tala de bosques y algunos métodos de explotación agrícola y ganadera.
Estas actividades aumentaron el volumen de gases de efecto invernadero en la atmósfera, sobre todo de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. Cuando el volumen de estos gases llegó a niveles incontrolables, provocaron unas temperaturas artificialmente elevadas. El decenio del 2040 fue el más cálido del último milenio, y 2049 el año de más calor.
El cambio climático provocó extinciones masivas nefastas de especies animales y vegetales. Los últimos cálculos, hechos antes de la Gran Guerra, mostraban que entre los años 1500 y 1850 desaparecía una especie cada 10 años. Entre 1850 y 1950, una especie por año. A partir de 1990 una especie por día, en el 2000 una especie por hora y en el 2040 llegó a desaparecer una especie por segundo. En su desesperada lucha por sobrevivir, las pocas especies que lograron adaptarse, sufrieron mutaciones en sus estructuras macroscópicas y morfológicas, convirtiéndose en verdaderas máquinas depredadores.
Los rendimientos agrícolas desaparecieron en las zonas templadas, no se diga en las regiones tropicales y subtropicales. Todas las zonas continentales interiores, por ejemplo el Asia central, el Sahel africano y las grandes llanuras de los Estados Unidos, ahora son desiertos inhóspitos. Los ciclones y huracanes fueron cada vez más frecuentes y poderosos, inundaciones y sequías más intensas.
Todos los glaciares de montaña de las regiones no polares desaparecieron. En la zona ártica de Rusia, Canadá y Alaska, los edificios se derrumbaron debido a que el permafrost que se encontraba bajo sus cimientos se derritió.
El nivel del mar subió por término medio entre diez y veinte centímetros durante el siglo XX, y para el año 2100 ésta había alcanzado el metro veinte. Esta subida de las temperaturas hizo que el volumen de los océanos se expandiera y la fusión de los glaciares y casquetes polares aumentara el volumen de agua. Los mares invadieron los litorales que eran fuertemente poblados. Países como India, Bangladesh, Indonesia desaparecieron prácticamente por completo y las pocas reservas de agua dulce se contaminaron, provocando migraciones en masa.
Un total de 46 países y 2.700 millones fueron afectados por el conflicto armado y la guerra debido al cambio climático. Gran parte de África, Asia y Sudamérica sufrieron brotes de guerra y caos social ha medida en que las altas temperaturas lo erosionaban todo. Europa y Norteamérica pagaron caro sus pecados. Las principales víctimas fueron los países que carecían de recursos y estabilidad para ocuparse del calentamiento global. La humanidad se organizó en grupos de defensa regionales y estallaron conflictos armados en todos los puntos cardinales del globo.
En África se multiplicaron miles de pequeñas milicias irregulares que se lanzaron al Norte en búsqueda de agua y comida, al igual que India y China, pero hacia el Oeste. Los colonizadores europeos fueron colonizados.
En América la situación tomó tintes dantescos. Con la crecida de las aguas del Atlántico y del Pacífico, todo Panamá desapareció por completo, al igual que parte de Costa Rica. Los dos océanos se unieron, separando para siempre el Norte y el Sur.
Australia se inundó por todos los bordes y del centro hacia afuera, los apocalípticos incendios liquidaron todo rastro de vida humana. Sydney fue como la Roma de Nerón. Se convirtió en el primer continente vacío.
Otros cuantos millones de refugiados climáticos se desplazaron al interior de sus propios Estados. Colombia, Malí y Birmania fueron los países más afectados por estos desplazamientos internos.
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